Memoria, verdad y justicia.
Cuando muchos creían que esas banderas que recuperamos como país hace 30 años
se las había apropiado un gobierno, su mitomanía lo puso nuevamente en
evidencia.
La memoria, la negocian; la
verdad la ocultan; la justicia, la entregan.
Sorpresivamente, sin
justificación y en una claudicación lisa y llana, el gobierno nacional
consiguió, en una semana, con su errática política exterior, entorpecer la
reivindicación territorial más importante – Malvinas-, y entregar una
reivindicación de dieciocho años: esclarecer el atentado a la AMIA.
En un mundo donde coherencia,
previsibilidad y firmeza son activos esenciales de la diplomacia, el gobierno
de Cristina Kirchner, entregó todos a cambio de nada.
Ningún funcionario puede
responder las preguntas más sencillas en torno al acuerdo que han firmado con
Irán: por qué una comisión de la verdad, por qué tiene participación la
justicia iraní, qué pasa después del dictamen de la comisión de la verdad, cómo
se pasa de la verdad a la justicia, qué carácter jurídico tendrán las
entrevistas a los implicados en la causa.
No hay razones a la vista que
indiquen que el camino tomado por Argentina pueda dar resultados. El contexto
condiciona a la negativa:
1- Irán tiene elecciones este año y varios de
los sospechosos estarán involucrados directamente.
2- La situación de Irán en el mundo es
compleja. Peleado con la mayoría de las potencias y en infracción con diversas
normas internacionales, no es un país prestigioso, confiable ni previsible.
3- Durante dieciocho años el gobierno iraní se
negó sistemáticamente a facilitar la investigación, más aun señalando hasta la
actualidad que lo de la AMIA era un autoatentado.
4- La relación de Irán e Israel es inexistente
en lo diplomático y pésima si se analiza en función de las perspectivas de
defensa.
5- El actual gobierno iraní, señalado como del
ala “populista”, tiene una inclinación natural hacia el nacionalismo, y ha
hecho de la negación del holocausto y la vocación de conflicto su sello en las
relaciones internacionales.
El kirchnerismo nunca se llevó bien con la
política exterior. En el mundo de la diplomacia los resultados se hacen esperar
y son consecuencia de políticas de estado proyectadas en el tiempo. Nada peor
para un gobierno que necesita comunicar antes que gestionar.
El mundo pone en evidencia a los
modelos pasajeros, los gobiernos imprevisibles y la los gobernantes poco
confiables. Ese mundo, ha sido impiadoso con el kirchnerismo, aun cuando el
contexto económico y geopolítico ofrece oportunidades a los países emergentes,
Argentina ha perdido relevancia en los foros internacionales y visto
relativizado su peso en la región.
En el acuerdo con Irán convergen
todos los vicios de un gobierno que luce cada vez más débil, condicionado y
entrampado ante la imposible ReReelección. Juntaron incapacidad, incoherencia,
desesperación y chantaje, le dieron crédito al homófobo, negacionista y
misógino gobierno iraní y firmaron este adefesio, que nos aleja de la verdad y
entrega a la justicia.