El impuesto a las ganancias en los salarios, la
inflación, la falta de democracia sindical. Causas judiciales de aquí y de
allá. Nadie podría decir que son temas nuevos en la agenda pública. Lo que es
nuevo es que estén en boca de los que durante 9 años los tiraron debajo de la alfombra.
Muchos desde la política, los medios y las charlas entre amigos te dicen “y, ¿de qué lado estás, con Moyano o con el gobierno?” La respuesta no puede tener el mismo tenor de la pregunta.
No se trata de Moyano o el gobierno, simplemente porque la historia no empezó cuando uno y otro encontraron razones para enfrentarse. Las razones del divorcio no tapan las causas del matrimonio.
Optar a secas por uno u otro es de una pobreza analítica grave, y es seguir el juego del maniqueísmo y la mirada bipolar, donde todo es A o B. Yo me permito decir ni con uno ni con otro. Ni con el Ogro Fabbiani, ni con Amalia Granata.
En nuestro país, la inflación viene de 2007. En cuatro años y medio, los precios al público se han incrementado en torno al 85% o 100%. La inflación recién en estos días preocupa a la dirigencia sindical. Al varón de esta pareja, nunca la importó mucho que eso afectara a los trabajadores ante todo.
En este mismo país, hace dos años se investiga la provisión de medicamentos truchos a enfermos terminales. Una maquinaria paralela de expendio de remedios no puede funcionar sin dos actores fundamentales: las obras sociales (a cargo de sindicatos), y los funcionarios de Ministerio de Salud (a cargo del gobierno). En este caso los dos, varón y mujer, miraron a otro lado y pusieron sus negocios por encima de todo.
El impuesto a las ganancias afecta desde hace años a los salarios medios y altos. Un impuesto que supuestamente afecta a la ganancia, no debería confundir a esta con el salario. La actualización anual eleva el mínimo no imponible, pero lo hace siempre por debajo del aumento de sueldos, es decir que cada vez son más los argentinos que abonan este impuesto. Mientras tanto, desde 2003 el modelo nacional y popular mantiene en el 21%. al impuesto más regresivo de todos, el IVA. 21% para Cristobal López, Hugo Biolcatti, Salustriana, vos y yo. Los dos en la pareja en crisis, Hugo y Cristina pagan lo mismo de IVA que vos, claro que a fin de mes juntan algo más que nosotros dos juntos.
En nueve años, Moyano y el gobierno coincidieron más de lo que divergieron. Fueron una pareja con más felicidad que malos momentos. El último alegrón fue el 54% del 24 de octubre. Ese día los dos juntos festejaron, y el 25 empezó el camino del divorcio.
Hasta entonces, Moyano miró para un costado cuando se
trataba de inflación y silbó bajito cuando se trató del impuesto a las
ganancias. El gobierno, ordenó hacer un poco de ruido con lo de los
medicamentos truchos, pero con límites claros: con Moyano, no se metan.
Desde el gobierno hace 9 años nos hablan de un modelo que empezó teniendo al menos tres pilares. Uno económico: los superávits gemelos (fiscal y comercial), uno político: la prioridad dada a los derechos humanos, uno socio-político: la opción de apoyarse en los trabajadores. Hoy, en 2012 el modelo enterró los superávits, la política de derechos humanos quedó en la banquina y el apoyo sindical se convirtió en oposición.
Ese modelo puede funcionar perfectamente sin derechos humanos, se las arregla para caminar rengueando sin superávits gemelos. Pero no puede caminar cuando pierde la expectativa. El peronismo no resiste la incertidumbre, el peronismo no puede subsistir sin liderazgos. El relato puede ocultar los déficits económicos, pero cuando lo que falla es el poder, el relato se despedaza.
Cuando se pelean Moyano y Cristina, el modelo es el que está en crisis. No es una crisis política, ni económica, ni social. La crisis es de poder, de poder partidario. Se pelean por el 2015, se pelean por conducir el peronismo.
No te hagas ilusiones, nunca les importó que circularan medicamentos truchos, tampoco les interesó la democracia sindical, menos aun que el impuesto a las ganancias alcance al trabajador.
Se pelean por lo que queda y lo que viene. El hombre se
dio cuenta que en 2015 la mujer se queda sin empleo. La mujer, sabe que el varón anda buscando casa para no pasar frío cuando el calor se acabe. El
matrimonio ya no tiene razón de ser, no se necesitan, nunca hubo amor y hoy
están dividiendo los bienes. Esperemos que sean más prolijos que Amalia y el
Ogro, entre estos dos está Uma. Entre Hugo y Cristina somos 40 millones que
vemos pasar los ceniceros.