Tres
datos concretos para ponernos en situación.
- Los
ingresos aportados por el Estado en la economía de San Rafael ascienden a 2.000
millones de pesos. La representación del Estado en la economía local no se
redujo con el crecimiento económico de los últimos años, sino por el contrario,
se expandió.
- A San
Rafael llegó sólo el 5% del total de inversiones productivas que se hicieron en
la provincia de Mendoza entre 2005 y 2011*.
- Los
productores de fruta local, se encuentran este noviembre en la misma situación
que desde hace décadas viven todos los noviembres. Discuten con industriales el
precio de la fruta, el gobierno provincial demora en intervenir, de golpe se
involucra y ahí hay dos salidas alternativas. Una, la cosecha no se levanta, se
pierde. Así sucedió en la temporada 2008-2009 por ejemplo. Otra, se acuerda un
precio para sacarse de encima el problema, que volverá seguramente diez u once
meses después.
Resumen:
dependencia de los aportes del Estado en forma de pensiones y asistencia, caída
de las inversiones productivas y recurrencia de los mismos inconvenientes en la
cadena de producción local.
Hace
años, muchísimos años, que no se ve por las avenidas de San Rafael y sus
distritos la caravana de mujeres que a la mañana temprano o a la siesta van a “la
fábrica” con sus cofias puestas, en grupos de tres o cuatro, a industrializar
la fruta del agro local.
Hace
varios años que la población de nuestros distritos no crece, y lo que es más
triste, envejece rápidamente. El hijo del finquero no puede ser finquero y se
va al centro. Si tiene suerte intentará cursar alguna carrera o trabajar en
algún comercio, si no la tiene, pasará a engrosar el cinturón de casas de emergencia
que rodea San Rafael por el sur oeste.
Estas imágenes
son propias de una sociedad que no avanza, que dejó de progresar, y bien
podríamos contextualizarlas en un país que vive esa misma situación. Pero ¿qué
pasa si te digo que el país donde está San Rafael expandió su PBI a tasas del 7
u 8% durante diez años?
El tema
en todo caso, es que hay un modelo productivo que funciona, o funcionó,
relativamente bien para la pampa húmeda, pero cuya espiral inflacionaria,
pérdida de competitividad de la moneda y carencia de programas concretos para las
economías regionales hizo el milagro de mantener a San Rafael en una situación
de precariedad alarmante mientras el país creció a pasos agigantados.
Muchas
opiniones habrán respecto a qué fue lo que trajo a San Rafael a esta situación.
Yo tengo una opinión. El problema de San Rafael no es Cristina Kirchner. El
problema de San Rafael es la miopía, desidia y falta de visión de futuro de sus
gobernantes cuya inmovilidad, incapacidad o falta de voluntad los deja a merced
de Cristina Kirchner, que claro está, no tiene interés en expandir el San
Rafael productivo.
Decía
Winston Churchill, que la diferencia entre un político y un estadista, es que
mientras que el primero piensa en la próxima elección, el estadista actúa
pensando en la próxima generación. Cuando está la oportunidad de hacer obras y
modernizarnos como sociedad productiva, los sanrafaelinos tenemos a muy buenos
políticos que son pésimos intendentes. Esa es la historia de nuestro
departamento de 2003 a hoy.
El
futuro cercano, ese que está acá a veinte o treinta años no será de los de
izquierdas o derechas. No será de los oficialistas o de los opositores. Será de
los que sepan interpretar lo que viene. Para las ciudades medias como San
Rafael, lo que viene es el desafío de construir Estados logísticos*.
¿Qué es
esto? Un Estado local que se concentre en remover inconvenientes tecnológicos,
financieros y obviamente logísticos. Nuestro problema como sanrafaelinos no
pasa por qué producir, tenemos el producto. Lo que necesitamos es un Estado que
facilite rearmar las cadenas de producción que se destruyeron en los `90 y se
mantuvieron derruidas en estos años.
Hace un
par de días fui a la verdulería en Buenos Aires, saqué la foto que acompaña
esta nota. El kilo de duraznos, $16,50, el de ciruelas $25, el de damascos $15.
La clave
no está en que llegue noviembre y las negociaciones de precio lleguen a final
feliz. Menos cuando de cada $15 que se vende el kilo de damascos una buena
negociación deja con suerte $1 en el bolsillo del productor. La clave está en
cambiar la mentalidad de nuestros gobernantes. De esos $15, temporada a
temporada debe crecer el porcentaje que se queda en San Rafael y es allí donde
hay que potenciar la investigación local, el transporte local, redes de
comercialización con capitales locales.
Esa es
la única manera de que se vuelvan a crear puestos de trabajo genuinos
reforzando el núcleo productivo local. Solo así podremos cerrar las puertas de
la emergencia permanente y la dependencia del Estado Nacional para volver a
caminar de una vez por la senda del desarrollo local.
* Datos extraídos de la nota "Competitividad es la Palabra", de Martín Rostand publicada en Uno San Rafael.
* El concepto de Estado Logístico es desarrollado por el académico brasileño Amado Cervo (2003).